Pequeña guía de las propiedades de los aceites en la saponificación

En teoría, es posible saponificar cualquier tipo de materia grasa (aceites vegetales, mantecas vegetales, grasas animales), sin embargo la elección de los aceites influirá mucho en el aspecto y las propiedades finales del jabón: dureza, cantidad de espuma, suavidad en la piel...


Según su estructura química (saturado o insaturado, y la longitud de la cadena de carbono: C12, C14... según el número de átomos de carbono), los ácidos grasos aportarán propiedades diferentes al jabón. A continuación tenéis una guía genérica de las propiedades asociadas a los principales ácidos grasos que se hallan presentes en los aceites y mantecas vegetales:


**Ácido láurico (saturado). Propiedades: dureza, poder limpiador, poder espumante. Aceites que lo contienen: coco, babassú, palmiste; mantecas de murumuru, tucuma.



**Ácido mirístico (saturado). Propiedades: dureza, poder limpiador, poder espumante. Aceites que lo contienen: mantecas de murumuru, tucuma.



**Ácido palmítico (saturado). Propiedades: dureza, permanencia y cremosidad de la espuma. Aceites que lo contienen: palma, baobab, mantecas de cacao, kokum.



**Ácido esteárico (saturado). Propiedades: dureza, permanencia y cremosidad de la espuma. Aceites que lo contienen: mantecas de karité, cacao, cupuaçú, kokum.



**Ácido ricinoleico (monoinsaturado). Propiedades: poder espumante, permanencia y cremosidad de la espuma, suavidad y propiedades sobre la piel. Aceites que lo contienen: ricino.



**Ácido oleico (monoinsaturado). Propiedades: suavidad y propiedades sosbre la piel. Aceites que lo contienen: oliva, albaricoque, almendras, camelia, macadamia, avellana, salvado de arroz, argán, aguacate.



**Ácido linoleico (poliinsaturado). Propiedades: suavidad y propiedades sobre la piel. Aceites que lo contienen: semilla de uva, albaricoque, sésamo, cártamo, cáñamo, algodón, onagra, melón.



**Ácido linolénico (poliinsaturado). Propiedades: suavidad y propiedades sobre la piel. Aceites que lo contienen: borraja, inca-inchi, rosa mosqueta.



Los ácidos grasos que aportarán dureza al jabón son principalmente los ácidos grasos saturados, presentes de forma natural y en fuerte concentración en las mantecas vegetales o los aceites "sólidos". La presencia de una cantidad suficiente (30%, por ejemplo) de este tipo de aceites en vuestro jabón casero garantizará su dureza. Otra alternativa posible es añadir ácido esteárico en vuestra receta para endurecer el jabón.

Los ácidos grasos con más poder de limpieza son los de cadena corta. El ácido graso que aportará el poder limpiador más eficaz así como una bonita y abundante espuma es el ácido láurico, presente en fuerte cantidad en los aceites de coco y babassú. Aunque estos aceites son por tanto muy útiles en la composición de vuestros jabones, se aconseja no usarlos en cantidades de más del 30% de la fórmula, a menos que se quiera un jabón muy limpiador. Una proporción del 15 al 30% de este tipo de aceite será la ideal.

Los ácidos grasos insaturados (oleico, linoleico, linolénico) son interesantes en la saponificación por sus propiedades nutritivas y suavizantes sobre la piel. Se encuentran en la mayor parte de los aceites vegetales líquidos: oliva, hueso de albaricoque, macadamia, almendras, aguacate, cáñamo...

Nota: hay que hacer una mención especial al Aceite de ricino, un aceite bastante atípico pero especialmente interesante en la saponificación. Debido a su riqueza en ácido ricinoleico, produce una espuma muy cremosa y aporta una gran suavidad al jabón. Se utiliza preferentemente de un 5% a un 15% de la fórmula. En dosis más altas, este aceite a producir jabones blandos.